Federacion Argentina de Tenis de Mesa
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Con el Tenis de Mesa en el Equipaje

26 de Julio de 2016 98

Cualquier desprevenido podría decir que Rosaura Zúñiga es una joven argentina que, como ciento de miles, con un aro en la nariz y el look de pelo con rapado asimétrico, recorre la ciudad con su mochila a cuestas, atareada por una apretada agenda de horarios y compromisos. Solo cuando se la escucha hablar se percibe un tenue acento centroamericano que derriba las costumbres argentinas que se incorporan viviendo en estas latitudes.

Rosaura nació en la provincia Cartago, en el corazón mismo de Costa Rica. En 2009, cuando tenía 20 años, llegó a la Argentina con el objetivo de cursar la carrera de Artes Audiovisuales. Su primera parada fue La Plata, donde se quedó un año, pero pronto fue seducida por el magnetismo porteño y en 2010 se mudó a la ciudad de Buenos Aires, donde parece haber encontrado su lugar en el mundo, al menos por ahora.

En el reciente 62° Torneo Nacional de Tenis de Mesa de Bahía Blanca, Rosaura Zúñiga obtuvo el tercer puesto en la categoría Individual Damas Mayores y el segundo lugar en Dobles Damas junto a Paula Fukuhara.

¿Cómo te acercaste al Tenis de Mesa?

Mi primer encuentro con el tenis de mesa fue a mis 10 años, salía de Natación y me fui al gimnasio que estaba al lado de la pileta. Ahí estaban entrenando tenis de mesa y  me encantó desde el primer momento. No entendía bien de qué se trataba porque nunca lo había visto ni escuchado antes, pero me parecía muy divertido. Después de ese día, siempre que salía de Natación me iba al gimnasio a ver los entrenamientos. Después de 6 meses de estar viendo, me ofrecieron jugar y ahí empecé a entrenar para el equipo de la provincia, al año empezaron las competiciones. Entrené hasta los 15 años, luego solo competí a nivel nacional uno o dos torneos por año hasta los 17, jugué mi último torneo en Costa Rica el año antes de viajar a Argentina a modo de “Despedida” del deporte.  En el 2013 quise volver a practicarlo como hobbie, una vez por semana no más, algo tranquilo. Seis meses después me pasé a Nichia Gakuin Tenis de Mesa con el objetivo de volver a la competencia, esta vez en un nivel mucho más alto del que estaba acostumbrada así que iniciaron los entrenamientos diarios y poco a poco volví al alto rendimiento.

¿Qué te gusta de ese deporte y de su contexto?

La complejidad del deporte creo que fue lo que más llamó mi atención. Soy bastante hiperactiva por lo que me vino genial. Hice varios deportes a nivel competitivo a lo largo de los años, pasé por Natación, Taek won do, Futbol sala y boxeo. Incluso un par de clases de gimnasia y de chica jugaba baseball con mi hermana y los vecinos, pero ninguno me atrapó tanto como el tenis de mesa. El hecho de estar siempre pendiente de tantas cosas a la vez, en cómo me muevo, cómo se mueve el otro, qué hace, qué hago, a donde va la pelota, adonde viene. La velocidad, la fuerza. Es un deporte muy complejo a nivel físico y a nivel estrategia. Por un lado es muy instintivo pero a la vez sumamente táctico. Sumado a eso, es muy integrador, a nivel edad y capacidad física. Tiene muchos estilos de juego y es divertido en todos los niveles.  No tiene edad límite lo cual me encanta.

En el contexto competitivo, siempre lo comparé con la vida misma. Estas sólo frente a la mesa y segundo a segundo se te presentan situaciones que tenés que resolver de la mejor manera pensando en la siguiente pelota. Hay días que tenes hinchada a favor, días que es en contra y días que estás sola frente al oponente y hay que jugar igual, pensar igual y moverse igual. Es un deporte cargado de emoción y a la vez de introspección.

Además del Tenis de Mesa, qué estudios cursas?

Ahora estoy terminando la Lic. En Artes Audiovisuales, con la idea de poder después sacar un postgrado en psicopedagogía o trabajo social, aún no me decido.

¿Te ves en un futuro como entrenadora?

Si bien hoy en día estoy trabajando como entrenadora, no es algo que lo vea como un trabajo a futuro. Me encanta trabajar con los chicos, con los niveles iniciales más que nada. En Nichia siempre estoy con los peques de salita de 5, primer y segundo grado. Me encanta, pero si continúo por el lado del deporte me gustaría enfocarme más en el nivel recreativo y de inserción social. Algún proyecto en Villas, en centros de rehabilitación, cárceles. Algo más como para mezclar lo cultural y deportivo como medio de superación personal para personas fuera del sistema y no del lado competitivo.

 


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